Tinta negra recién brotada,
en la primavera recién escarchada,
embarrándose en la tierra al sol musical,
caminan mis pies descalzos y vulnerables.
Tinta negra sobre la simiente del árbol,
cuadriculada para seguir el sendero,
buscando la belleza distraída,
arrancada de mis manos recién paridas.
Tinta negra manando del ocaso,
como furtiva era la gineta,
te deslizas silenciosa y atrevida,
hambrienta de cielos sin luna.