Alta sensibilidad: del perfeccionismo a la autenticidad (II)


En mi último post, te hablé de la diferencia entre conocimiento y sabiduría, y de cómo esto está relacionado con la autenticidad. Para ilustrarlo, voy a hacerte una confesión (poniéndome un pelín en evidencia): mi gran cambio de vida fue de los 29 a los 32 años, aproximadamente. Hasta entonces, todo lo que pensaba era un pupurri tremendo de las influencias que había tenido: mi educación, mis padres, la pareja con quien estuve durante casi una década, mis amigos hasta entonces, el montón de libros que me había leído sobre mil historias distintas… Sí, ya había una tendencia clara en todas mis opiniones, mi esencia impregnaba todo lo que yo pensaba; pero no había ningún pensamiento que fuera ‘genuinamente mío’, nuevo, que no me hubiera llegado desde fuera, si no que saliera íntegramente de mi interior.

Creo que fue el verano de mis 31, un día en el que estaba paseando por la montaña. En aquel momento se hablaba mucho de la crisis de los refugiados. Era algo que me dolía y le había estado dando varias vueltas de tuerca. Y, hubo un momento, en el que me di cuenta de que estaba empezando a analizar lo que ocurría desde un lugar interno. El por qué sucedía lo que sucedía, el por qué algunos gobiernos lo estaban gestionando cómo lo hacían, y un posible ‘cambio de chip’ que haría que las cosas se hicieran distintas (totalmente idealista, como suele pasarme, pero al menos era algo nuevo). Lo que estaba pensando no lo había leído en ningún lado. Ni siquiera era un pupurri claro de lo varias cosas que hubiera leído. Salía de un lugar mucho más genuino, mucho más mío.

Ahora, casi todo lo que pienso sale de mi interior. De mi interior a través de y cómo resultado de mis vivencias, obviamente. Evidentemente nacemos en un entorno determinado en un momento determinado, nuestra “consciencia” y nuestras creencias no se forman a partir de una tabula rasa impoluta que sólo provenga de nosotros. Se nutre de nuestras vivencias, del mundo en el que vivimos; como hemos dicho, el entorno, el momento, etc. pero es importante que a partir de todos los estímulos e influencias que tienes en la vida, llegues a tus propias conclusiones. A partir de estas conclusiones, podrás construir algo auténtico y estar en este mundo desde quien eres, no desde un personaje indefinido.

Cómo poner la alta sensibilidad al servicio de tu sabiduría y tu autenticidad

Como personas altamente sensibles tenemos una capacidad increíble para adquirir sabiduría propia. ¿Sabes por qué? Por la mayor profundidad de procesamiento, nuestra sensibilidad a los estímulos, la tendencia a la reflexión y la creatividad.

Vamos por el mundo captando un montón de información. La clave está en saberla filtrar. Una vez la has filtrado, tu cerebro tiene una capacidad brutal para llegar a conclusiones nuevas. Las mismas conexiones neuronales que te ayudan a ser creativo, te van a ayudar a llegar a conclusiones nuevas.

Cómo encontrarte a ti mismo en medio de la locura de estímulos del mundo

Tal como yo lo veo, la clave en encontrarse a uno mismo como persona altamente sensible, está en aprovechar los estímulos y la información que te llega del exterior sin que ésta te invada. Utilizar el mundo y la vida como un lugar dónde explorar, para luego conectar con tu interior, dónde siempre impere un estado de ‘cierto vacío’ (o de cierta relajación… llámalo como quieras, se trata de no ir por la vida saturado), y una vez ahí poder desgranar qué vivencias y aprendizajes te sirven, cuáles no; y encontrarte a ti mismo en la inmensidad de la vida.

Este proceso no sólo es mental. Creo que la sabiduría pone tu mente, tus emociones, tu cuerpo y tu intuición al servicio de ti mismo. A veces integramos cosas que sentimos nuestras a través de un proceso mental, otras es más emocional, físico o intuitivo. Te voy a explicar un poco cómo yo desgrano estos procesos, por si te puede ayudar a encontrarte a ti mismo, a saber qué incorporas como tuyo y qué no, en el mar de estímulos que resulta el mundo.

Desde mi experiencia, la forma de encontrarse a uno mismo para poder ser, pensar y hacer desde la autenticidad, podría más o menos desgranarse en estos pasos:

FASE DE EXPLORACIÓN – absorber estímulos
En esta fase ‘estás en el mundo’. La clave aquí es ‘estar en el mundo’ sin ‘perderse en el mundo’. O perderte pero luego saber volver.
A las personas altamente sensibles el mundo ‘nos embriaga’ hasta cierto punto. ¿Sabes cuando estás enamorad@ y vuelves a casa después de haber pasado un domingo entero con quien amas o quien estás descubriendo? Y estás subido al cielo y no sabes donde estás. Pues… con explorar el mundo, a las PAS nos pasa un poco eso. Sin el cielo y con un agotamiento y una alienación de nosotros mismos que vamos sintiendo de forma imperante cuando estamos mucho tiempo al mundo ‘sin poder volver’. Explora el mundo. Piérdete en él si quieres. Pero VUELVE.

FASE DE DESCANSO – para luego poder ‘filtrar’
¿Y cómo vuelves?
1º: sabiendo cómo volver
2º: descansando para poder volver
El paso 1 es un pelín más complicado, por el hecho de que te tienes que conocer lo suficientemente bien, y conocer ese lugar dentro de ti donde reside la paz, para poder ‘volver a él’. Esto en si me daría ya sólo para un post. Me lo reservo para futuros escritos 🙂
En todo caso, para poder volver a ese lugar, necesitas DESCANSAR. Durmiendo, estando en soledad, etc. Dormir es clave y a partir de ahí es lo que tú veas que a ti te vaya mejor.
Sólo cuando hayas descansado, y estés un poco en ti, sabrás cómo «filtrar» todo aquello que has ‘absorbido’ estando en el mundo, lo que te apropias, lo que no, lo que tomas prestado unos días para luego poder filtrar… y discernir aquellos aprendizajes que se van a convertir en partes de ti y aquellos que vas a desechar.

FASE DE FILTRAJE, INTEGRACIÓN Y TOMA DE DECISIONES: filtrar la información uniendo intelecto, cuerpo e intuición
Una vez incorporas nuevas conclusiones y nuevos conocimientos, parte de lo que has ‘absorbido’ en el mundo, o de otras personas, LO INTEGRAS en ti. Es importante integrar cosas que son ‘tú’ antes ni siquiera que supieras que estas cosas ‘son tú’. No apropiarse de aquello que en realidad no va contigo… o si lo haces, que te des cuenta a tiempo, que esos aprendizajes que creías que te podían venir bien, en realidad no van contigo.
La integración más auténtica, tal como yo lo siento, se hace uniendo intelecto, emoción, cuerpo e intuición.
Pongamos un ejemplo: has descubierto algo que te llama la atención. Parece que cuadra con tus esquemas mentales, o con algunos, al menos; o con algunos que incluso estás abierto a cambiar. Sientes estos aprendizajes como algo que podría ser tuyo, que ‘resuena’ contigo. Al incorporarlos en ti, no los sientes como algo extraño, los sientes tuyos, y emocionalmente te sientes alineado. Tu cuerpo se siente más firme y más completo después de incorporar como tuyo lo que has descubierto. Y la intuición te dice que son aprendizajes que te pueden venir bien.

Sé que todo esto que explicado tal vez puede sonar un poco abstracto. Para ayudarte en el proceso, puedes hacerte las siguientes preguntas:

– De todo con lo que has contactado hoy, toda la información que te ha llegado… ¿qué te llama la atención intelectualmente? ¿qué te llama la atención emocionalmente? Si tu cuerpo pudiera ‘alejarse’ o ‘acercarse’ a todos esos aprendizajes, de forma física, ¿qué haría?

– Deja entrar sólo aquello que te ‘resuene’ o con lo que sientas algún tipo de identificación

– A partir de aquí, une estas ideas de forma nueva para llegar a conclusiones nuevas

– Una vez vas construyendo tu propio paradigma: estar, vivir y operar en este mundo a partir de ahí

Si ligamos la idea de la perfección a la autenticidad, las decisiones que tomes y lo que hagas a partir de este yo interno que vas construyendo, pueden estar envueltas en una perfección más sana, más natural, más fluida y más ligada a un bienestar interior. ¿Por qué? Porque en la congruencia de pensar, sentir y actuar siendo perfectamente tú, está la PAZ. Y estar en paz es GUAY. En esta paz reside gran parte de la clave de la felicidad; no de la alegría ni el entusiasmo si no de la felicidad de vivir en congruencia contigo mismo y con el momento presente.

No existe la opción ‘correcta’, en ninguna acción vital. Existe aquella que es plenamente TUYA. Y, al alinear tus acciones con quien eres, pasa algo muy bello. Paso a paso, resulta mucho más fácil ir creando una vida que se acerca más a tu vida ideal.

Ser perfectamente tú te hará libre, y esto te dará felicidad.

¿Eres perfeccionista? ¿Tienes tendencia a algún tipo de perfeccionismo en particular? ¿Qué piensas acerca de la relación entre perfeccionismo y autenticidad?

Te espero en los comentarios:)

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Artículo originalmente escrito en: https://www.feelandcolor.com/blog/alta-sensibilidad-del-perfeccionismo-a-la-autenticidad-ii/

Clara Orti Llovich
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