IKIGAI: una filosofía de vida

¿Quién no se ha preguntado nunca acerca de la felicidad?

A menudo lo hacemos y y normalmente no llegamos a ninguna conclusión... Percibimos que hay algo que nos falta en la vida, y vivimos constantemente esperando: al fin de semana, a las vacaciones, esperando a tener pareja, hijos, un trabajo mejor e incluso esperando a la jubilación.

No valoramos nuestra vida ni nuestra rutina diaria, ni todo aquello que ocurre en el presente. Nos adelantamos continuamente a los acontecimientos pensando en el futuro, menospreciando el presente y haciendo que éste no nos llene. Si éste es tu caso, debes saber dos cosas:

  • La primera, es que el futuro no existe, literalmente, no le des tanta importancia y vive el presente.
  • La segunda, tal como mantiene la cultura del Ikigai, es que quizás la felicidad no sea el motor de tu vida.

En 2016, dos autores españoles (el ingeniero Héctor García y el periodista Francesc Miralles) publicaron el libro Ikigai, en el que se hablaba de un pequeño pueblo japonés que albergaba a los habitantes más longevos del mundo. Quisieron investigar por qué vivían durante tanto tiempo, ya que muchos de sus habitantes pasaban de los 100 años de edad. Preguntaron a estas personas qué era lo que hacían en su día a día, a qué se dedicaban, cuáles eran sus motivaciones, y todos referían a una palabra para describir su motivación: 'Ikigai'. Este concepto, que de un tiempo a esta parte se ha hecho muy popular, supone tener claro un propósito por el que vivir. Y, una vez encontrado, estar en movimiento para mantenerlo vivo y presente.

Parece fácil, pero en realidad para poder encontrar este propósito debemos hacernos 4 preguntas:

  1. ¿Qué es lo que más amo?
  2. ¿Qué es lo que mejor sé hacer?
  3. ¿Qué necesita el mundo de mí, qué podría aportar yo al mundo?
  4. ¿Podría recibir un salario por esta actividad que me permitiese vivir de ello?

Tener claras las respuestas a estas 4 preguntas nos dirige a encontrar nuestra verdadera motivación, que se convierte en el verdadero motor de nuestra vida. Encontrar nuestro ikigai sería identificar nuestra pasión y nuestra vocación, poder convertirlo en nuestra profesión, y todo ello cumpliendo una misión para el mundo.

Encontrar nuestro ikigai no supone automáticamente que vayamos a ser felices (lo que sea que cada uno entienda por felicidad), sino que aportará una dosis de motivación diaria a tu vida que hará aumentar tu autoestima, te permitirá sentirte útil para la sociedad y todo esto se verá reflejado en diferentes ámbitos de tu vida, tanto en tus relaciones personales como en tu relación contigo mismo.

El ikigai personal es no es estático sino que puede cambiar con el tiempo, dado que todos estamos evolucionando constantemente. Debemos ser capaces de identificarlo y detectar que puede ir cambiando con el tiempo.

¿Te animas a buscar tu Ikigai? Déjanos un comentario y comparte cuál es el motor de tu vida...

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